Frases a una amiga, dar las gracias a una amiga, amiga de verdad
Amiga, cómo hemos crecido…
Hace tiempo que no nos vemos. No sabría decir cuánto con exactitud, pero no recuerdo con demasiada nitidez cuando fue la última vez que compartimos un par de cañas, un par de anécdotas y doble ración de risas. Probablemente porque acabamos borrachas.
No tengo muy claro qué está haciendo ahora, con quién estará, ni si ha hecho reír o llorar a alguien últimamente. Probablemente llorar de risa, es muy de eso. Tampoco estoy muy segura si tiene la más mínima idea de dónde estoy yo. No me importa. Hablamos alguna que otra vez, a menudo normalmente, y otras no tan frecuentemente como me gustaría. Nos contamos los días que nos quedan y lo que nos ha quedado por vivir junto a la otra. Nos resumimos nuestras últimas hazañas en un par de renglones desordenados, como nuestras vidas. Me comenta tonterías en mis fotos. En las suyas, sonríe. Puede que en más de una con sonrisa forzada, pero en las demás se ve ese hoyuelo que caracteriza su risa floja. Ella está bien. Y no sabe cuánto me alegro.
Tampoco tengo del todo claro cuándo nos volveremos a ver. De hecho, lo veo bastante oscuro, por eso de la distancia, que no pesa hasta que las noticias por escrito pierden su significado. Que tú quieres ver sus mil caras. Y pensar que hace unos años no me la despegaba de encima. Y ahora le da por irse a estudiar o trabajar allí donde los kilómetros en tren se cuentan por las hojas de los libros que te comes con los ojos. O los kilómetros en avión que se cuentan en proporción de lo que te duele el cuello y el bolsillo después del viaje. Pero bueno, merece la pena. Y lo volverías a hacer un millón de veces.
Pese a todo, alguna que otra vez nuestros caminos se juntan por casualidad, o porque le hemos hecho cosquillas al destino y ha dado el brazo a torcer. Y nos volvemos a encontrar, días, semanas, meses, ¿años? No, años no. Pero sí, nos volvemos a encontrar tiempo después. La veo llegar de lejos, y se me escapa una risa tonta recordando tantos y tantos momentos en los que compartimos ridículo y anécdotas. Más ridículo que otra cosa. Cuando aún teníamos los planes de futuro muy claros, y ahora se nos distorsionan con las dudas y los años.
Nos abrazamos, como si fuera ayer cuando nos despedíamos después de clase. Charlamos, nos ponemos al día sin iconos de por medio, ni signos de exclamación. Bastan nuestras caras para expresar todos los momentos que hemos vivido la una sin la otra.
Todo lo que ella se ha perdido y lo que me he perdido de ella.
Y me pongo a pensar, y se me escapa un suspiro de esos que agita el pecho. Me atrevería a decir que se me empañan los ojos. Que hemos crecido a un ritmo vertiginoso, que somos las de siempre pero nunca nos he visto así, porque… Sí, hemos crecido. Que ya no somos unas crías, y se nos nota en la voz, en la fuerza de nuestras palabras y el temblor de mis manos sobre el teclado. Que hemos crecido, y nos hemos dado con la vida de bruces. Y todos nuestros planes de futuro son el hoy, el ahora. Que ya no tenemos esas preocupaciones tontas, que por entonces nos robaban el sueño. Que ahora son otros cuadros los que decoran nuestras vidas, con trazados más serios, más contundentes. Que, quién sabe, cuál será la próxima noticia que nos demos la próxima vez que nos veamos. Que…
Amiga, cómo hemos crecido. Y no quisiera yo salpicar estas palabras de melancolía. Porque estas letras son para ti, para esa amiga que por mucho que pase el tiempo, siempre está y estará ahí. Por esa amiga con la que puedes contar no importan los kilómetros. Con la que te puedes reír o llorar aunque haga meses que no la ves.
Es precioso y me ha hecho identificarme directamente con mi situación. También estoy «separada» de una amiga a la que veo muy de vez en cuando porque se fue a vivir lejos. Pero bueno, qué le vamos a hacer. Estos tiempos que corren nos obligan…Mi enhorabuena por el post porque me ha llegado a la patata 😉 Un saludo y pásate por el mío cuando quieras 🙂
Hermoso!!
Talmente. Yo siempre dije que la distancia que importa no es la geográfica sino la de los corazones. Pero sí, la gente crece y evoluciona. Ojalá seáis amigas durante muchos años más y que las diferentes experiencias que vayáis viviendo y ya no compartiendo no os empañen la distancia jamás.
Precioso, como todo lo que haces. Me da pena, porque me siento demasiado identificada, ojalá pudiésemos tener a todos los nuestros cerquita… Ojalá no tuviésemos que echarnos de menos. Un beso.
Simplemente genial.
Me encanta, será porque yo también tengo alguna amiga, quizá no tan lejana en cuanto a distancia, pero con la que comparto la evolución que describes. El cambio de preocupaciones, de conversaciones y hasta de vida. No te das cuenta hasta que no echas la vista atrás y empiezas a recordar.
Feliz finde 😉
Patri.
Me ha encantado
Bellísimo