Historia de Febrero: «Lo había logrado»

Créeme que, por un tiempo, había conseguido no pensar en ti. Pero las palabras me golpean, con golpes sórdidos, secos y furiosos pero no derraman ni sangre ni lágrimas, golpean en el pecho izquierdo, el mismo que habría abierto en canal para ti.

No sabes cuánto me arrepiento de haber comprometido mis letras con tu alma, alma que hoy apenas reconozco. Y mi cabeza terca, que te quiere para siempre, está repleta de las agallas que a ti te faltan. Yo fui valiente por ti, una y mil veces fui todo lo que tú no podías ser y ahora, ya no me queda nada. Estoy perdida, sin saber a qué clavo ardiendo voy a aferrarme ahora que tú no estás, quién va a florecer en la primavera de mis desastres. Quién me va a salvar ahora que tú has decidido dejarme morir, en el rincón de tu memoria.

¿Así es como querías verme? ¿De la mano de mi constante mala suerte? ¿Tan mal te he querido? Pasaste de romper escaparates por mí, a romperme entera, y eso requiere su mérito. Te di mi confianza, abrí mi alma para que vivieras en ella, dispuesta a vivir y morir en las cenizas de tu fuego. Me mostré débil dejando que, por primera vez en toda mi historia, alguien se hiciera cargo de mí y me cuidara. Le dije adiós a mi papel de príncipe azul en mi cuento, bajé las armas y la guardia. Y tú, me has traicionado. Prometiste cuidarme, me pediste que fuera vulnerable porque tú ibas a estar ahí. Y dígame, mi capitán, ¿dónde estás ahora?

Tendría que haberlo visto antes. Tendría que haberte visto antes. Y sin embargo, luché y lucho como lo hacen las causas perdidas. Perdiendo batallas pero nunca perdiendo la guerra y ahora, como siempre tarde, veo que esta guerra siempre ha sido sólo mía. Te lo has llevado todo. Así que disfruta de los tesoros de tus victorias, disfruta de mis letras y de lo poco que pueda quedarte de mí. Porque a mí, ya no me queda nada.

Fdo. EB