Hoy he confirmado ese que se suele decir, que nada es lo que parece. Nada es lo que parece, y mucho menos ahora con las redes sociales y todos esos sentimientos expresados por emoticonos.
Siempre he sido bastante confiada. Las experiencias, en muchas ocasiones, me han enseñado que me he equivocado. Pero puedo decir que también han sido muchas las victorias, y todas ellas han merecido la pena. Seguro que puedes decir lo mismo. Así que, ¿por qué no arriesgar a que nos partan el corazón, no? Y no me refiero sólo a amoríos, estoy hablando de algo más grande.
Hace poco una amiga se ha llevado un gran chasco. La he mirado y he pensado, vaya, podría haber sido yo. De hecho, en un pasado, lo fui. Nadie se lo hubiera esperado, todo parecía indicar lo contrario pero, cuando menos te lo esperas, ahí va. Ese dolor intenso que dan las malas noticias imprevistas. A veces pienso que no puedo confiar en nadie menos en mi misma. Desde luego, siempre quedará la familia. A veces veo cómo la gente se hace daño, cómo nos cuesta tanto hacer las cosas bien. Y estamos destrozando aquello que hará que esa persona comparta sus pensamientos, sus ideas, sus penas, sus alegrías. Estamos destrozando su confianza en nosotros y, vaya, la confianza no se compra, no se pide, y mucho menos se exige. La confianza se gana, y pocas cosas en la vida van a costarte tanto.
Me duele pensar que siempre estará ahí, esa incertidumbre. Que siempre titubearé al poner la mano en el fuego por alguien. Que ni siquiera tengo claro que pudiera hacerlo. ¿Quién me hizo tanto daño para poder afirmar una cosa así? No lo sé, la vida, digo yo, y mira que aún me queda por vivir. ¿Realmente estamos tan solos? Dicen que las parejas vienen y van pero, cuando estás inmerso en una relación realmente piensas que va a ser la última, la definitiva, que nunca te hará daño y siempre podrás contar con ella. Y que, de tener punto y final, será por mutuo acuerdo.
Me recuerda a la película “Planes de Boda”, tal vez ahora no recuerdes el título, pero yo no puedo olvidar como un Matthew McConaughey quince años más joven se enamora de su wedding planner, Jennifer Lopez, y deja tirada a su novia en el altar. Y a ésta le parece bien, porque en realidad no quería casarse y todo queda en una divertida equivocación con final feliz. Me da la risa floja pues, en la vida real más allá de las comedias románticas, las cosas son diferentes. Pero qué vamos a hacer si no, no podemos vivir con el miedo a que nos abandone o nos traicione. Y lo mismo pasa con las amistades, nunca piensas que vayan a cambiar, que se vayan a distanciar, que realmente nunca fueron como creíste.
¿Y qué podemos hacer? Si cambiamos, si ya no tenemos nada en común, si no estamos de acuerdo, si dejamos de querer, si queremos a alguien más. Somos sólo personas, nos decía el bueno de Dani Martin, y va a ser verdad que su canto no tenía tanto de loco.
Pues bien, al menos, vamos a hacer las cosas lo mejor posible. Vamos a hacerlo por delante, a dar explicaciones y admitir la culpa, de tenerla. Vamos a sonrojarnos, aunque se nos caiga la cara de vergüenza, pero a hacer las cosas bien. No hay nada peor que la incertidumbre y solemos pecar de egoístas.
Así que tú, que me lees, no me decepciones. No puedo pedirte que no cambies, pero al menos, intenta hacerlo conmigo. No destruyas mi confianza en ti. Porque al darte mi confianza me volví vulnerable ante ti. Hazlo bien, por lo que hemos sido, por nuestra amistad, por nuestro amor, por el cariño o el respeto que me tengas. Porque tú puedes confiar en mi.
Me siento muy identificada con lo que dices en este post. Yo siempre he pensado que la confianza es de las cosas más valiosas y de lo que más carecemos. Hoy por hoy no pondría la mano en el fuego por nadie, ya ves, la vida, que no nos trata bien…
Totalmente de acuerdo. La verdad es que es una afirmación muy triste, pero qué vamos a hacer, cuanto menos nos arriesguemos a hacernos daño «parece» que es lo mejor. Un abrazo enorme Fátima.
cierto! la confianza se puede romper en nada. Por eso es tan imposible afirmar eso de te quiero para toda la vida… uff, pues no da vueltas.. y como dices, no solo el amor de pareja, también la amitad… Nada es tan impredecible como el ser humano
Entiendo esas palabras, el sentimiento que describes, lo he vivido, creo que todos de alguna forma lo hemos hecho. A pesar de todo, creo que es esencial seguir confiando en los demás, seguir tendiendo la mano, quemándonos si hace falta. Hay que arriesgarlo todo siempre. Es mi punto de vista.
Saludos guapa,