Siempre he querido tener un perro pero nunca me he había animado por las responsabilidades que conlleva y por la vida ajetreada que llevo. He tenido esta conversación varias veces y hay muchas personas en la misma situación. Lo bueno es que esto demuestra que tenemos en cuenta algo muy importante: una mascota no es un juguete, y que necesita tiempo y cariño. Es difícil que no se nos parta el corazón con otra noticia más de un perro abandonado, mal cuidado, o maltratado porque no hace tanto caso a sus dueños como a ellos les gustaría. Por eso hay que tenerlo muy claro antes de traer este nuevo miembro a tu familia. Y también saber de dónde proviene, no sabes cuántos perros de raza están explotados para seguir dando cachorros que vender.
Pero algún día das el paso, o alguien lo decide por ti: un regalo, un flechazo con ese perrito que has encontrado, o un ultimátum para un perro que va a acabar en las manos equivocadas. Y entra en tu vida. Si algo he aprendido es que nunca sabes todo el cariño que puede darte un perro hasta que lo tienes. Que el vínculo que se crea es más fuerte que el que tienes con algunas amistades. Y que están más por ti de lo que lo estarían algunas personas cercanas. Es increíble la compañía que puede hacerte un animal. Por eso, cada vez que alguien te dice que es un aburrimiento y un sacrificio, porque tienes que depender de él, tienes que sacarlo a pasear, volver a casa un día que te gustaría hacer otros planes, gastar un dinero extra… Todo merece la pena (aunque algún día te surjan dudas, es normal).
Por eso te gustaría que hubiera más sitios en los que aceptaran mascotas buenas. Más hoteles y restaurantes que te permitan estar tranquila junto a otro miembro más de tu familia, aunque tenga más pelo de lo normal y ande a cuatro patas. Por eso estás tan contenta porque pueda viajar contigo en el metro y no entiendes cómo en los autobuses tienen que ir en la zona para las maletas, oscura, ruidosa y tan solitaria. Por eso te gustaría que adaptaran más zonas de la playa para poder llevarte a tu perro, comprometiéndote siempre a limpiar. Por eso te aseguras de mantener limpia la calle cuando sacas a pasearlo y a mantenerlo cerca, pero te gustaría que nadie le gritara y mucho menos le tocara para reñirle, sino que lo hablaran contigo que eres su dueña.
Porque algo que también he aprendido, desde que tengo un perro en mi vida, es que hay mucha gente reacia a facilitarles las cosas, aunque no les afecte en absoluto. He aprendido que hay personas que van a esforzarse en desanimarte por todo lo que conlleva una mascota y que tú ya sabes. Pero, por suerte, también encontrarás personas que te intenten ayudar, que te den consejos, que te animen. Y al final, lo único que cuenta es lo que tú sientes, lo que tú vives con él día a día, y su cara al recibirte cuando llegas a casa.
Si tienes un perrito en tu vida, tienes el mejor amigo que una persona pueda encontrar. No pienses en qué pasará cuando ya no esté. No te cierres a dar una oportunidad a uno nuevo. Y cuídalo, enséñale, haz un esfuerzo por comprenderlo, y quiérelo incondicionalmente, vas a recibir lo mismo a cambio.