¿Creéis que el ser humano es cruel por naturaleza? ¿Son malos los niños o están influenciados por las conductas de algunos adultos?
La infancia se caracteriza por ser una etapa de inocencia, libre de prejuicios o, al menos, incapaz de comprenderlos. Libres de las expectativas, de presiones sociales, políticas o económicas más allá de lo que escuchan en casa, ¿cómo es posible que se sufra un acoso escolar tan duro en edades tan tempranas?
El acoso escolar es una realidad, y mayoritariamente se sufre en colegios y en institutos, aunque también sucede en menor medida en la universidad o en la vida laboral. Sin embargo, hay quienes le restan en importancia pues, ¿quién no ha tenido alguna bronca en el colegio alguna vez? Sin embargo, con la ayuda de Internet, la situación ha empeorado y se ha vuelto más tortuosa para las víctimas.
A lo largo de nuestra infancia probablemente nos hayamos situado frente al problema en la piel de: el acosado, el acosador, o el cómplice. Y con este último, me refiero a todos aquellos que hacen corrillo, que piensan que tiene gracia, que no se involucran por miedo a que se les relacione con la víctima, que no separan, que no hablan con el acosador u otra persona responsable. Las buenas decisiones están al otro lado del miedo, y la unión hace la fuerza.
Tras mis experiencias con niños e historias reales, puedo afirmar que todos podemos hacerlo mucho mejor. Por una parte, el desconocimiento o desvinculación de muchos profesores que hacen oídos sordos a las quejas de los padres o que no saben cómo actuar cuando se encuentran con este tipo de enfrentamientos. Colegios que niegan o esconden los hechos y no hacen nada para paliarlos. Padres que son incapaces de ver el sufrimiento de sus hijos o que jamás aceptarían que su hijo es el acosador. Padres que lo saben, y no les importa. Padres que lo saben, y aun así defienden a sus hijos. He visto de todo.
Los perjudicados, siempre, los niños. En ocasiones la víctima tiene problemas para socializar, pero el bullying suele cebarse con los que son diferentes a los demás: raza, idioma, aspecto.
El acoso escolar va más allá de las puertas del colegio, comienza con malas palabras, malos gestos, pasa a las manos, y encuentra a las víctimas en sus casas a través de sus móviles u ordenadores. Fotos indeseables, vídeos, comentarios en redes sociales que les haces trizas. Cuando el problema comienza a hacerse grande, cuando son los propios padres los que no viven porque no pueden ayudar a sus hijos, cuando el niño o la niña no quieren comer, no quieren jugar, se encierran en su habitación. Cuando niños de 14 años están deprimidos, no salen a la calle, no tienen amigos. Cuando no quieren ir al colegio, no quieren hablar, viven con miedo y viven sin ganas. Cuando un niño decide suicidarse porque no se siente capaz continuar con su vida.
El acoso escolar es un problema real y actual, y hay que afrontarlo, te encuentres en el lugar que te encuentres. Habla con tu hijo, con tu alumno, compréndelo y ayúdalo. Si lo has sufrido o has colaborado, piénsalo, tolerancia cero.